Lo primero nos presentamos somos Eva y Javier una pareja apasionada, que llevamos cerca de 20 años juntos, con alguna que otra crisis, lo normal. Siempre hemos buscado nuevas formas de mantener viva la chispa en nuestra relación, en algunas ocasiones en la cama fantaseado con un intercambio o un trío pero sin dar más pasos que aquellos de alimentar el morbo durante nuestros encuentros sexuales.
Un día dimos un pasito más y decidimos entrar en un foro de encuentros a ver que se cocía, y tras un rato recibimos un mensaje intrigante de un hombre llamado Alex. Su perfil era atractivo: alto, con una mirada intensa y una sonrisa encantadora. Nos pasamos nuestros skype para hablar más directamente, ambos muy nerviosos, pero con ganas de experimentar y ver hasta donde llegábamos. La conversación fluyó con naturalidad, y tras repetir varias charlas, decidimos quedar para tomar una copa en un bar discreto fuera de nuestra ciudad.
Llegamos al bar, con sentimientos encontrados de morbo, vergüenza y miedo por lo que podría pasar. No estaba mal era un lugar íntimo con luces tenues y una atmósfera cálida. Eva llevaba un vestido rojo que realzaba su figura y yo una camisa ajustada y vaqueros, mientras que esperábamos nos pedimos una copa para coger valor… Al poco llegó Alex. Era aún más impresionante en persona: su presencia era magnética, y sus ojos oscuros brillaban con una mezcla de curiosidad y deseo.
Después de las presentaciones y unas primeras copas, la conversación comenzó a fluir con mayor naturalidad y hablamos de nuestras vidas, intereses y como no de nuestras fantasías. La tensión erótica en el aire era palpable, cada roce accidental de manos, cada mirada prolongada, cargaba el ambiente con electricidad.
Alex, tomando la iniciativa, sugirió buscar un lugar más privado dentro del bar. Los tres nos fuimos hacia una esquina oscura del local, cerca de la cabina del DJ, donde la música amortiguaba cualquier sonido.
En aquel rincón, las palabras empezaron a sobrar. Alex se acercó primero a Eva, susurrándole algo al oído que la hizo sonreír y morderse el labio inferior. Sus miradas se encontraron con intensidad antes de que él la tomara suavemente del rostro y la besara. Eva respondió al beso con pasión, sus lenguas entrelazándose en una danza de deseo.
Yo observaba, sintiendo la excitación crecer dentro de mí y me acerqué por detrás a Eva, envolviéndola con sus brazos mientras besaba su cuello, haciendo que ella soltara un suspiro de placer. Alex, sin romper el contacto visual extendió una mano y me acercó más a Eva.
Este acercamiento era nuevo para mí, pero la sensación de aventura y la mirada ardiente de su esposa lo animaban a seguir. Los tres nos acercamos aún más, formando un triángulo de cuerpos y deseo. Alex, con una destreza suave pero firme, besó a Javier, uniendo a los tres en un torbellino de placer.
La música seguía vibrando alrededor pero el mundo exterior había desaparecido. Las manos de Alex exploraban con destreza el cuerpo de Eva, deslizándose por su cintura y bajando hacia sus muslos, mientras sus labios volvían a encontrarse con los míos en un beso ardiente y lleno de promesas.
Eva, en medio de ambos hombres, sentía la pasión elevarse a niveles que nunca había experimentado. Las manos de Javier también se movían, acariciando el pecho de Eva sintiendo los latidos acelerados de su corazón.
En ese rincón oscuro del bar, el tiempo pareció detenerse. Cada caricia, cada beso, cada susurro era una promesa de placer compartido. Las barreras se rompían, y la conexión entre los tres se volvía más intensa con cada segundo que pasaba.
Finalmente, con respiraciones entrecortadas y miradas cargadas de deseo, nos separamos quizás un poco de cordura nos devolvió al posible espectáculo que podríamos estar dando, sabiendo que este encuentro no sería el último. Habían explorado juntos un nuevo terreno, descubriendo una conexión que iba más allá de lo físico y Eva dijo la frase mágica: “vámonos a un hotel”.
Salimos del bar y buscamos el hotel más cercano, un IBI que nos cubría más que de sobra nuestras necesidades.
Cuando llegamos una joven recepcionista nos dio la llave de la habitación con una sonrisa que denotaba lo que pasaba con su imaginación, despidiéndose de nosotros con un claro: “pasarlo bien”.
En el ascensor todo se desbordó, Eva nos tomó a los dos y nos pidió que nos besáramos mientras ella nos tocaba nuestros paquetes. Mi mujer soltó un gemido al notar como nuestras pollas estaban en su máximo esplendor y susurrándome al oído me dijo: “creo que hoy vamos a disfrutar los dos de nuestra primera polla juntos” y así fue, nada más entrar en la habitación le pidió a Alex que me desnudara mientras ella hacía lo mismo y se tumbaba en la cama.
Le pidió que me desnudara a mi y que nos besáramos ya desnudos. Nuestras pollas parecían un par de sables en combate, lo que hizo que nuestro líquido preseminal asomase en pocos minutos. No nos habíamos percatado que Eva estaba haciéndose un dedo y con esta nueva experiencia empapando las sábanas con su flujo, la miramos y fuimos a por ella, parecía que lo teníamos preparado Alex a por su coñito depiladito y yo a por su boca para que me hiciera una mamada de campeonato y Eva se corrió en pocos segundos soltando un chorro de flujo que nunca antes había visto.
Desatada por el orgasmo que acaba de tener me dijo que si me atrevía a mi primer sexo anal, lo que rechacé por miedo, pero Alex salió en mi rescate y nos organizó: “Eva me voy a tumbar y vas a preparar mi culo para que tu marido me folle mientras yo te la clavo en tu rosadito coño” y poco más se dijo ya que Eva se lanzó a por el culo prieto de Alex, humedeciéndolo con su lengua mientras le masturbaba, yo a su lado veía las ganas con las que Eva se comía su primer culo y casi me corro.
Eva sin cortarse le metió un dedo primero y luego dos, y casi gritando dijo “joder que abierto lo tienes ni yo te igualo, ven cariño que este ya está preparado, tu primer culito de hombre que vas a probar” y se tumbó rápidamente en la cama para que Alex se la metiera sin contemplación, su mojado coñito hizo el resto. Y yo en un primer momento con dudas me puse un condón siguiendo las instrucciones de Alex y empecé a metérsela y creí morir, la primera vez y nunca la olvidaré. Eva, con mis embestidas que obligaban a Alex a profundizar su polla hasta el fondo del coñito de mi mujer, empezó a experimentar un orgasmo tras otro pidiendo rendida que la dejáramos y se escapó de Alex mientras yo le agarraba de los hombros y seguía con mi follada y ahora si, masturbando a la vez y sintiendo una dura polla entre mis manos y entre gritos sentí como su semen caía sobre la cama mientras Eva gemía viendo una escena hasta ahora nunca imaginada.
Caímos rendidos los tres entre besos y abrazos, comentamos con naturalidad la jugada y volvimos a empezar ahora si ya solo todo con Eva, pero eso será otra historia.